miércoles, 31 de diciembre de 2014

Subestimando amor



“El amor es subestimado 
cuando solo se le menciona para referirse a las parejas”


Por fin ha llegado el momento, a finales de mi cuarto de siglo, siento que puedo decir que estoy realmente enamorado, para algunos demasiado pronto, para otros ya era hora pero para mí, solo importa haberme enamorado de ella. Si las mariposas son la muestra de esta fase, ella convierte cada experiencia que disfrutamos juntos en una selva tropical, llena de verde esperanza y de negras tormentas que acaban trayendo la calma en mí. Una relación muy variada, compuesta por mi plena confianza en ella y mucha gente venida y por venir que nos rodea y alimenta nuestro amor amando por igual a esa misma gente. Si algo hemos aprendido es que el celo no sirve para unir, más bien separa y que la libertad es un sentimiento tan fuerte que su ausencia llama al rechazo directo y para nada quisiéramos romper este lazo que hemos conseguido unir tras mucho tiempo conversando y reflexionando juntos con este final de cuento de hadas que me ha dado esta Vida. Mi deseo más fuerte para seguir con este amor eternamente hasta el fin de mis días y que ella sea capaz de enamorar a muchas personas más para que entiendan que el enamoramiento es algo más que un sentimiento de noviazgo o matrimonial, el amor está en todo lo que nos rodea y debemos sentirlo intensamente también.
No es más que ella, la vida, esta compleja e incomprensible vida que me acelera, enloquece y apacigua día a día de la misma manera que las personas, porque nuestra vida, entre otros, la forman personas y ella es como somos todos los seres vivos.

domingo, 9 de noviembre de 2014

Educación libre



"Uno aprende felizmente
cuando se siente libre con ello"
 
 
El gallo, junto al alba, me despierta una mañana mas, tras crecer unos milímetros y un profundo bostezo,  me pongo la camisa mantel y los pantalones de tiras, mi habitual vestimenta rutinaria, hoy toca matemáticas y ética, pero primero a coger fuerzas con un buen desayuno junto a mis risueños abuelos. Cuando la barriga queda satisfecha, nos calzamos los tres con botas de agua, salimos al trastero, cogemos las dos carretillas llenas de herramientas, un par de cestas y marchamos hacia los terrenos a trabajar la tierra, recoger la verdura y la fruta madura para mañana ir al mercadillo semanal de la, como dicen mis ascendientes, civilización. Codo con codo con mi abuelo vamos arrancando los puerros a la vez que voy recibiendo las primeras clases del día con cálculo mental, materia difícil pero útil en el escaparate, estos últimos meses ya estoy despachando clientes, algo que me gusta mucho y me ayuda a tener ganas de hacer más cálculo. La clase acaba una hora antes de volver a casa para comer, en esta hora seguimos en el campo callados, repasando los ejercicios por dentro.
Con la barriga llena otra vez volvemos a la segunda etapa del día, más corta y llevadera, ahora junto a mi dulce abuela, recogemos lo de esta mañana para después prepararlo y llevarlo mañana con la demás materia recogida el resto de días. La asignatura de ahora es distraída y amena aunque siempre acabo quedándome mudo sin saber que decir justo antes de acabar el día, cosa que me fastidia porque me acuesto dándole vueltas hasta que por fin tengo algo que decirle a la mañana siguiente sobre "¿Qué sentido tiene relacionar aprender, felicidad y libertad?"
Hoy, antes que el gallo, mi abuelo me despierta con una caricia y un beso, es día para ganar gran parte del dinero de casa, me pongo la ropa limpia, que mi abuelo preparó anoche y desayunamos los tres juntos, nos calzamos con botines antes de subir en la furgoneta de mi abuela y marchamos para la civilización. Cuarenta y cinco minutos de camino donde escuchamos la radio, noticias sobre tierras lejanas llenas de cosas malas, pobrecitos. Una vez llegamos, montamos el escaparate en el lugar de siempre, justo en frente  del camión donde tenemos los productos a vender. Empiezo a tratar con los primeros clientes del día, mi abuelo prepara los encargos y mi abuela recorre el pueblo en busca de nuevos pedidos y aprovecha para comprar cosas para la casa. Cuando está de regreso, después de toda la mañana andando, se sienta y come un bocadillo junto a su marido mientras yo sigo con la amable y simpática gente con la que siento una gran estima con cada uno de ellos y ellos conmigo. Cuando mi abuela acaba de comer me sustituye y llega mi momento para dar una vuelta, comprar mi comida y visitar a amigos que están en otras paradas vendiendo. De camino a la pizzería veo una mujer mayor andando de frente con cierta dificultad de lo cargada que va con todas las compras de la semana, en el tiempo que me dispongo a ayudarla, una multitud de niños con un balón  pasan como un huracán por al lado, tirando así, las compras de la pobre mujer, rápidamente le ayudo a levantarse y me agacho a poner las cosas dentro de las bolsas de nuevo, cuando enfurecida me grita:
— ¿Porqué no te vas con tus amiguitos a hacer el gamberro?
— No son mis amigos, ellos están en el recreo del colegio —respondo apenado con un sentimiento de culpabilidad
— Y siendo un niño...¿Qué haces que no estás en el colegio? —me vuelve a preguntar, pero antes que vaya a responder se anticipa cambiando su expresión enfurecida por una sonrisa —a esta hora todavía no habrás comido, ¿Quieres comer en mi casa? Hay comida de sobras y así, me ayudas con las bolsas —Asiento agradecido, acarreo con todas las bolsas que puedo y empiezo a explicarle que estoy viviendo con mis abuelos y ellos mismos me enseñan las asignaturas del colegio mientras les ayudo con el campo, motivo por el cual no asisto al colegio. Me sorprende su expresión como si fuera la primera vez que escucha algo así.
Al acabar de comer, la mujer promete irme a ver en el escaparate la semana siguiente y conocer a mis queridos abuelos. Corriendo vuelvo para retomar el negocio que hoy me retrasado más de lo normal y estarán preocupados. Al acercarme veo dos hombres uniformados de azul con una gorra en la mano hablando con mis abuelos, ambos parecen muy preocupados, me pregunto que habrá pasado, parece que todo esté bien salvo sus expresiones rotas, arranco a correr de nuevo, pero todavía más rápido, hasta llegar abrazar a mi abuela que me responde con un fuerte achuchón en la cabeza. No entiendo nada por lo que discuten, sólo veo a mis abuelos llorar y suplicar en el momento que uno de los hombres me lleva arrastrándome hasta meterme en su coche, empiezo a chillar a mis abuelos para que me ayuden, pero fríos como el hielo se quedan petrificados. El coche arranca y las lágrimas empiezan a recorrer mi cara descompuesta. Llegamos a un edificio oscuro y grande con una enorme puerta de barrotes con las grafías de hierro "colegio interno" donde me está esperando un hombre y una mujer para recibirme y llevarme dentro del edificio.


viernes, 31 de octubre de 2014

Luz de ojos



"Ojos que despiertan una luz que te dejan atónito 
como si nada fuera tan bonito"


En un mundo salvaje andaba sin apenas prestarle atención, mirada al frente y fija, fingiendo una sonrisa forzada porque nada me sorprendía, día tras día superando la apagada monotonía, hasta ese momento donde me crucé con algo que realmente me despertó, la vista tardó unos instantes en volver a tener una imagen nítida para poder contemplar tanta luz desprendida por esos dos pequeños lagos de agua cristalina que me sumergieron en un mundo nuevo y que me mantiene despierto y vivo cada mañana al ver tu rostro.